segunda-feira, dezembro 26, 2005

shakespeare: romeo & juliet, III.v.1-36

los tres cochinitos, amenazados por el lobo feroz. foto: adictum
Por si alguien la quiere, la versión original está acá: clic.

Juliet. Wills you be gone? it is not yet near day:
It was th’ nightin’ale, an’ not th’ lark,
Thet pierced th’ fearful holler of thine ear;
Nightly she sin’s on yon pomegranate-tree:
Believe ye me, love, it was th’ nightin’ale.

Romeo. It were the bloody lark, right, the herald of the morn,
No nightingale: ’ave a look, luv, wot envious streaks
Do lace the severin’ clouds in yonder east:
Night’s candles are burnt out, and jocund day
Stands tiptoe on the misty mountain tops.
I mus’ be gone and live, or stay and die.

Juliet. Them light is not day-light, Ah knows it, Ah:
It is some meteo’ thet th’ sun exhales,
To be t’thee this hyar night a to’ch-barer,
An’ light thee on thy way t’Mantua:
Tharfo’e stay yet; thou need’st not t’be gone.

Romeo. Let me be ta’en, let me be put ter deaff;
I’m bloody well content, so fou wilt ’ave it so.
I’ll say yon grey ain’t the mornin’s eye,
‘Tis but the pale reflex of Cynffia’s brow;
Nor that ain’t the lark, ’oose notes do beat
The vaulty ’eaven so ’igh above us heads:
I ’ave more care ter stay than will ter go:
Come, right, deaff, and welcome! Struth! Juliet wills it so.
How is’t, my soul, then, luv? let’s rabbit and pork; it ain’t day.

Juliet. It is, it is: hie hence, be gone, away! Fry mah hide!
It is th’ lark thet sin’s so outta tune,
Strainin’ harsh disco’ds an’ unpleasin’ sharps.
Some say th’ lark makes sweet divishun;
This hyar doth not so, fo’ she divideth us:
Some say th’ lark an’ loathed toad change eyes,
O, now ah w’d they had changed voices too! cut off my legs an call me shorty!
On account o’ arm fum arm thet voice doth us affray,
Huntin’ thee hence wif hunt’s-up t’th’ day,
O, now be gone; mo’e light an’ light it grows.


Romeo. More light and light; more dark and dark us woes! Blimey!

sexta-feira, dezembro 16, 2005

La tarde

Esta noche estoy lejos de ti. No
sabes cuánto. Nada me costaría
extender mi brazo y alcanzar tu
rostro; perdido en la memoria.

Prefiero el silencio de un trago
y mis manos quietas sobre un cristal.
La frustración borra cualquier
otro posible gesto en mi rostro.

Me voy sin el inútil propósito
de olvidarte. Me llevo aquellas
tus lágrimas brutales y nocturnas,
las breves piezas del tiempo juntos,

el recuerdo fatal de tu espalda.
De algún modo la historia permite
que sigamos abrazados esa tarde
-elegida, guardada por nosotros-para
alguna otra tarde acariciarnos.

quinta-feira, dezembro 15, 2005

Haikús regordetes (7+11+7): Deslumbramiento en el Cinna

Si la vida es sólo esto,
si lo que resta para mí en el mundo
del polvo es solamente;

si este lugar que habito
es el mismísimo asco de la tierra;
entonces te doy gracias

de que ahora aparezcas
entre las luces y la música alta,
y muestres juventud,

tu juventud brillante
con luz que era del sol en otro tiempo,
y enseñes el camino

(aunque sea a la salida
de este antro, lleno de ansia y de futuros).

Cuarteto de la Muerte por Taladro

para Charpenel, que de seguro ya es
una mancha de sangre en el vidrio.

Taladrad mis viles sesos,
perforad mi cruel conciencia;
vuestras brocas, mi sentencia,
sean el fin de mis excesos.

terça-feira, dezembro 13, 2005

Respuesta de la Virgencita para Flor

Argel no tiene inconveniente
en que te vayas de borracha
Tampoco el resto de tus profesores
ni la facultad entera.
De hecho, Florecita, le vales
madre al mundo entero.
Sólo le importas a Nuestra Lupita
-o sea yo-
y ella te apapacha
en tus tardes arrugadas
y en las madrugadas.

Ella misma* está haciendo
algo muy distinto
a lo que estamos acostumbrados
a entender
(¿tú crees que obedece a dios?
¡si ese wey la embarazó
sin que ella* lo pidiera!)

¿Apoco crees que está leyendo
las cartitas de los delincuentes
que fueron hoy a la basílica?
¿o de las mujeres que consienten
que sus hijos anden rayoneando
las paredes
y meando las puertas de tu
vecindad?

Así que, Florecita,
ponte ya a trabajar
o a emborrachar
(haz algo, pues)
porque luego viene dios
con las huevonas
y las embaraza.
Así nomás.

* o sea yo.

segunda-feira, dezembro 12, 2005

¿Quédijistes?

Catedrático de la Universidad de Weissnichtwo, el profesor Hühnchen destaca, sin tomar en cuenta su labor académica, como un poeta meditabundo, comprometido y sensible. El último de sus volúmenes, maliciosamente desprovisto de título, ha sido recientemente traducido a nuestra lengua bajo el mismo nombre. Bajo el consenso general de “hallazgo literario”, el libro ha sido aclamado en su propia patria por una juventud hiperactiva, ya liberada de cualquier prejuicio frente al acto poético. Es por esta razón que Baile Caliente decide compartir con ustedes uno de los poemas más mediocres incluidos en dicha colección, a manera de adelanto y ejemplo de esa corriente que se vislumbra y antoja como la nueva whatdafuck poetry*, de acuerdo a las teorías estéticas del crítico irlandés Faulke Meeheinie.

Sangría de Noche

La emoción de no haber visto a nadie
a lo largo de la ronca noche:
sólo unos cohetazos de 12 de diciembre**.

Sé muy bien que la emoción
de no haber visto a nadie
es un conjuro rutinario:
sólo yo merezco la impotencia
de una silla
y de una hoja de papel
(sin siquiera un lápiz que morder).
O al menos eso digo.

Sé también, aunque no lo he comprobado.
que dentro de poco,
dentro de muy poco
(faltan minutos, instantes)
yo estaré dormido.

Y sé también que la emoción
de no haber visto a nadie
se parece a los vampiros.

* poesía del quédijiste.
** en el original “walpurgis nacht”.

domingo, dezembro 11, 2005

11:09 am

Detesto los lunes:
su sermón monocorde:
un mundo que se aleja de nosotros.
(¿Te acuerdas? Brillabas,
eras como una joya transparente
o una fruta recién nacida
en el perfecto centro de mi cuarto.)
Luz, cielo, temprano rumor de vida
ordenada.
Detesto los lunes
cuando se aparecen
tocándome la puerta
un domingo en la mañana.

sexta-feira, dezembro 09, 2005

Inventario

I
Quien inventó la ciudad se preocupó por llenarla de extraños
Y por ayudar al viento a marcar los trazos del destino.
He brindado mi vida al fracaso.
Aunque en algunas ocasiones he podido levantar la mano y reír;
Así que ni siquiera soy un buen perdedor.
Nací de espaldas al triunfo y a la derrota.
La ciudad está llena de mediocres como yo.
Espero que nunca me encuentres en la calle,
Que no te acaricie el deseo de quedarte a mi lado.
¿Lo entiendes?
Aléjate.


II
Prometo despertar temprano mañana y comprarle
Un carro de plástico al hijo que nunca tendremos.
También compraré queso y fruta.
Hay que procurar la comida sobre la mesa.
Me gusta que la casa huela a café, a tu sexo.
Al medio día llevaré al niño al zócalo
A perseguir palomas y a que vea los adornos navideños.
Las uvas se pudren rápido así como mis caricias,
Los planes se llenan de moho,
La dicha, los placeres que pienso en compartir contigo
Se rompen en mis manos.
La torpeza es uno de mis dones.

Prometo despertar temprano mañana
Y cerrarle los ojos al hijo que nunca tendremos.
(La vida me quitó tu cuerpo desde esa tarde
En que te vi asomándote por la ventana.)


III
Hay días en que lloro sólo por hacer algo,
Por sentir que soy útil al menos para eso.
No recuerdo nada en esos momentos;
Ni el cuerpo de alguna mujer,
De las que ocupan los anaqueles
De mis frustraciones
Ni esas ciudades distantes
A las que nunca llegué.
Es sólo que quiero llorar
Como quien toma una manzana y la muerde.
Me gusta llorar en los camiones o en el metro,
Me gusta llorar donde nadie me conoce
Porque entonces no hay quien te pregunte:
¿Qué te pasa?
Si un día me ves llorando; no te espantes,
No intentes consolarme con palabras,
Mejor levanta tu blusa, muéstrame tus senos
Y dime; ven, acércate.

IV

Ayer soñé que me mirabas con el entusiasmo
Con el que corre un niño desnudo por la playa.
Ojalá te enamores de mí:
De algo han de servir esos días.
Prometo que iremos a la playa,
Y que te cubriré los senos con la arena,
Te haré el amor todas las mañanas
Y beberemos vino.
Son sólo promesas domésticas,
Sin emociones
¿A quién le importan?


Envío
Tu cuerpo desaparece como las sombras
De las aves encima del pavimento.
Y eso duele.
Como cuando te rompen la madre por
Primera vez
Y te das cuenta que todo te saldrá mal
El resto de tu vida.

envío

Hay un poema
con lo que queda de mí:
míralo,
el viento se lo lleva o un soplido tuyo,
una última caricia,
no eres ningún nombre
pero eres este movimiento:
el dolor arrinconado en la esquina,
eres tú despidiéndote
con la mirada de las focas.
(Las focas se miran así:
como si ya no hubiera amanecer.)

quinta-feira, dezembro 08, 2005

Plegaria

Ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad
Samuel 13,14

Montserrat, si por alguna razón desaparecieras
(escribirte un poema es abrir la puerta para que lo hagas)
permíteme besar tu vientre
duerme esta noche junto a mí, desnuda.
Déjame abrazarte y escuchar tu risa.

Te pediría algo más alto, quizá más profundo
Pero bien sabes qué tan mediocre soy.

Si pudiera elegir una imagen
para despedirme de este mundo
algo que mis cenizas pudieran conservar
me llevaría la de esa noche
en que descalza
bailabas sobre el toldo de un auto.

Quizá nunca entiendas
que cuando tomas mi rostro entre tus manos
me devuelves algo de esas noches
en las que salí a la calle
para caminar y tal vez encontrar algo
cualquier cosa que me salvara
y terminaba llorando.

Quizá nunca sepas que con tus labios
me devuelves algo de lo que jamás recuperaré
algo de esas cosas ahogadas
en las sombras y el tiempo.

No, nunca sabrás que hubo amaneceres fríos
que me revolcaba de dolor
y que en esos momentos sentía ternura
pero no había nadie cerca ni lejos.
No había nadie.

Es fácil adivinar por qué dejarás de venir a las citas.
Todos los laberintos que hago
tienen el mismo fin.

No sabrás que las plumas de aves en mis manos
Sólo son trozos de cielo
que me caen cuando el temblor de tu cuerpo se ha marchado.

Montse, por favor, cuando termine de hacer
Este movimiento con las manos
Mírame bien
Desaparecerás.


Envío
Dejo este poema a tus pies
Lo dejo como si fuera mi cuerpo
O un mudo testigo de las tardes y las noches en los hoteles.
Dejo este poema mientras Tom Waits te canta:
Do you know all my dreams come true
When Im walkin’ down the street with you
En este poema vienen todas las mentiras,
Todas las cosas que jamás hubiera cumplido.
Este poema es sólo para que una mañana
No importa cuándo,

quarta-feira, dezembro 07, 2005

Variación: Calímaco, epigrama xix

Yo detesto también a quienes no pagarían por un cuerpo hermoso,
a quienes estiman lo que hacen,
a quienes piden –o peor: exigen– igualdad,
a quienes no destruyó jamás alguna línea.
Repruebo este siglo (igual a todos: carente de elegancia y heroísmo)
y a quienes lo gozan. Me repugnan
la información, lo actual y el radio.
(Me gusta el cine; quiero a Shakespeare y a los perros.)
Odio con fervor al que no bebe.
Y aunque estoy lleno de mierda y soy chatarra
puedo amarte a ti, Ángel Rubio,
oh Diosa del Guerrero y de las Armas;
qué importa si el eco me repite:
“Es de otros.”

terça-feira, dezembro 06, 2005

Uruguay Baila Caliente

No entiendo por qué tanto uruguayo
visita la casa de tres cochinitos.
¿Son ciudadanos o acaso son payos?

De pensar en sus mujeres
siento que desmayo.
Frente a mi espejo me imagino,
tieso como pararrayo, que las abordo.
Quisiera tener un serrallo
con todas las hijas de los uruguayos
bailando (caliente).
Pero sólo es un ensayo
(perdonen, es que me eché un gallo
de medio metro de largo,
como un tarangallo).

No entiendo por qué no son
brasileños, o argentinos. O paraguayos.
¿Por qué tanto uruguayo?

Pero no me quejo, que quede claro.

Recorren las llanuras los uruguayos
para venir a la casa de los cochinitos;
recorren la selva, el desierto y los cayos.
Vienen a ver cómo guayo y guayo,
y mis problemas los soslayo.
Recorren vestidos de sayo,
igual y atraídos por el bayo de nuestra poesía
(que no pesca ni un pescado).
Pero esto no es poesía: es el gayo
momento de diversión
de los lacayos del aburrimiento.

Vaya sentimiento.

¿Hay Alonsos o Adrianes o Gabos
entre nuestros sudamericanos visitantes?
¿Podré encontrar algún tocayo?

Porfa, que alguien me explique,
que deje un comentario:

¿por qué tanto uruguayo?

segunda-feira, dezembro 05, 2005

a ver si muy chingones

Que sean gigantes los que vengan
desde el cuarto mundo.
Que sean magníficos guerreros
con aceros temibles, mal aliento,
escudos cual espejos que le den
lugar a la liebre reflejada
en la saliva de su victimario.
Escudos como espejos que permitan
mirar el último grito del vencido.
Y lo derriben.
Que vengan: este corazón
inmenso está aquí para cuidarte.

Que vengan las arañas del tiempo.
Las arañas de la noche.
Las arañas de la postrer esquina,
esquina olvidada.
Que vengan desde la entrepierna
de la Virgen Rota
y nos reclamen con sus tristes nudos,
atando nuestros cuerpos blancos,
enmohecidos.
Que vengan las infames:
estas manos femeninas
pueden bien cubrir tus tiernos muslos
y callar la boca más canalla.

Que vengan volando
todas las aves del mundo:
que revienten las ventanas,
picoteen mi lujuria y mi alegría.
Como en la película,
quiero que vengan y
se olviden de aquéllas cosas
que realmente existen:
ha tiempo que el ansia de la vida se ha extinguido.
Que vengan: yo las desplumaré
con estos dientes
que inventaste
—y de los que ahora te alejas:
tanto café, tanto tabaco, tanta
comida y bebida—.
Estos dientes son tuyos. Sí:
creo que estos dientes son tuyos.

Que venga la ceguera:
que dios se olvide de mi.
Que un perro se apodere
de tus labios.
Que una sombra te adormezca
con un trago.
Que en la lluvia te posea
un extraño.
Que un hombre con nombre
te de su apellido,
te reconozca en la mañana,
te alce la voz, te prepare el desayuno,
te cante al oído y se muera contigo.

Este corazón inmenso
está aquí para cuidarte.
Igual mis manos y mis dientes.
Y mi alma,
Aunque sea pequeña, diminuta,
inexistente.

domingo, dezembro 04, 2005

Soneto (caudato) imposible


Alonso. La primaria en fin de curso.
Mírate: de blanco y con tu diploma,
a tu lado Xavier, Sergio y Arnulfo,
y atrás, asomado al cantil del tiempo,

inclinado, la mano en el bolsillo,
Juan Carlos. (¡Carablanca! le gritabas
con tu risa boba y el dedo sucio.)
El odioso futuro está esperándote:

eres ya el quieto signo de las cosas
que serás: drogas, amor, noches solas
atado al potro horrible de los celos.

Te diría, si pudiera, deténte,
deténte para siempre ahí, y olvida:
ve lo que el tedio vino a hacer contigo.

(Fingiendo que no entiendes,
doblarías tu diploma,

y, una vez más, te irías.)

sábado, dezembro 03, 2005

Fottiamci, anima mia, fottiamci presto

Pietro Aretino nació, todo el mundo lo sabe, en 1492. Típico hombre del Renacimiento, era un vil caliente. Le gustaba, como a todos, dar y que le dieran. Como a Chabelo, le gustaba la del misionero; como al Negro, de a perrito; como a Alón, de chivo al precipicio. Se le acusa, también como al Negro, del llamado bestialismo (palabra horrible; bestial es prender el inche bóiler y no bañarse, bestial: dejar para el viernes a quien puedes cogerte esta mañana). Su padre, alguna vez, lo descubrió en pleno kofianán con un cabrito. Hombre también del Renacimiento, se les unió sin miramientos, proveyéndonos de una de las más delicadas estampas padre-cabro-hijo (en ese orden) de todos los tiempos. El gran Tiziano la inmortalizó en un óleo que descansa en los sótanos del Musée du Louvre à Paris, y que esos culeros nos prohibieron reproducir. El siguiente es el primero de sus Sonetti lussuriosi, y es, como puede verse, un sonetto caudato, es decir: soneto rabón, por esa colita extra de tres versos, maomeno libres, que se agrega a los catorce endecasílabos (que reproducimos fielmente) del soneto típico. El primer verso nos recuerda, eruditos de no mames como somos, al Vivamus atque amemus del gran boss Catulo.

[A propósito, con la mano sobre esta Biblia, los Tres Cochinitos juran que todo lo que dicen, todo lo por decir y lo decido es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y que Dios nos ampare... –“¡Pinche Alonso!, eso no es una Biblia, ¡es un catálogo de alfombras Lúxor!” Chale.]


–Cojamos, alma mía, cojamos presto,
que en el mundo pa coger estamos:
si tú la ñonga adoras, yo el coño amo,
valdría la vida un pito sin todo esto.

Y si coger post mortem fuera honesto
moriríamos de nuez por coger tanto,
y allá pondríanle Eva y el Adano,
que les tocó un morir tan deshonesto.

–¡Pues a güevo! Que si esos malactuantes
no comieran el fruto traicionero,
dejaría de coger hasta el amante.

¡A callar! y méteme hasta el cerebelo
tamaño vergón, y que este semblante
se me parta: en el pito nazco o muero.

Y si aun pedirte puedo:
déjame ir, te suplico, hasta los güevos,
de cerquita testigos del encuentro.

[Y ya pa terminar, esta bonita y rerrimada traducción va para Rochillito, Michelle on or off the Road, la Montse, la Wana, la vieja del corno de la Ofunam, la que se sienta atrás de mí en filología hispánica y todas las demás que, como ellas, de facto o de verbo, cum mano o in corpore, in mentis o in vivis, nos han proporcionado delicadas estampas para nuestros nocturnos hábitos aretinos.]

Sonetos de 14 Palabras (o los tres cochinitos ya están en la cama)

I

De
Catorce
Palabras
Un
Soneto
Irregular.
Llevo
Ya

Un
Cuarteto.
¡Ups!

Ya
Llevo
Más.

II

Va
De
Nuevo
Lo
Intentaré.
Espero
Ser
Certero.

¿Qué
Estoy
Haciendo?

¡Cierto!
Un
Soneto

III


Este
Es
Mi
Último
Intento.
¿Podré?
No
Sé.

Un
Último
Soneto.

Un
Último
Intento.

IV

Duermen
Los
Tres
Cochinitos.
Germen
De
Sus
Manuscritos.

Están
Hartos,
Cansados.

Muy
Tristes,
Borrachos.

V

L0
Logramos.
Por
Fin
Lo
Logramos.
Por
Fin.

Me
Siento
Feliz.

¿Te
Sientes
Feliz?

VI

Yo

Que
Sí.
No
Digas
Que
No.

Me
Voy
A
Dormir.
Triste.
Borracho.

VII

Mentí:
Borracho
Y
Feliz.
¿A
Quién
Le
Importa?

Sólo
Soy
Un

Cochinito.
Triste.
Borracho.

quinta-feira, dezembro 01, 2005

Recycle bin

Dante, con su toscano cargado de futurismos léxicos, escribió (Inferno V, 120-122):

Nessun maggior piacere
che riciclarsi qual cane felice
nella miseria...

Nosotros, naturalmente, le creemos. (Yo, más que los otros dos.) Por eso hemos decidido retraer aquí este viejo poema, y para que lo lean Adictum, el Amante Bandido, Masturbación, Tormentas, el Charp y, tarde o temprano, Marichuy. Y para descansar, porque, como puede notarse por el post anterior, estos cochinitos ya están en la cama, muchas grapitas les dio el Nicolás. Va pues.

Éste era un rey que tenía
una fusca con diamantes,
un corrido hecho en Coahuila
y un rebaño de gañanes;
una Hummer “made in China”,
una gran casa en Cancún,
y una gentil princesita,
tan salsita, Rochillito,
tan salsita como tú.

Una tarde la princesa
vio un martini aparecer;
la princesa era traviesa
y lo quiso ir a coger.

Lo quería para hacerse
preparar un reventón
con un whiskey y una chela,
un mojito y un jaibol.

Y se fue la niña bella
a aquel antro a escudriñar
y a tomar ese martini
que la hacía suspirar.

Y siguió la linda niña
hasta que encontró ese bar;
lo malo era que ella iba
sin permiso de papá.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
fuman mota, cortan coca,
chupan mucho. Son así.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los tanques del alcohol,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: “¿Qué te has hecho?,
te he buscado y no te hallé;
¿y qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?”

La princesa no mentía,
y pus dijo la verdad:
“Fui a cortar mi cocaína
y a inhalarla sin parar.”

Y el rey clama: “¿No te he dicho
que la coca hay que guardar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar.”

Y ella dice: “No hagas bronca;
ya me fui y ve tú a saber:
fue la mota, fue la coca,
fue el martini, no lo sé.”

Y el papá dice enojado:
“¡Ah qué ganas de joder!
Vuelve al bar ese de al lado
el martini a devolver.”

La princesa se entristece
por su chupe de agua azul,
cuando entonces aparece
sonrïendo el buen Jesús:

Y le dice: “Caipiriñas
y un martini le ofrecí;
son los tragos de las niñas
que al soñar piensan en mí.”

Sirve el rey chupes gigantes
y luego hace desfilar
cuatrocientos y un gañanes
desde el cerro hasta Amatlán.

La princesita está loca
pues ya sirve mucho alcohol,
fuma mota, corta coca,
chupa mucho y ya cogió.

Otra versión de los tres cochinitos

Tres cochinitos beben en la barra.
Juramos obediencia al Fracaso
pero las mujeres pagan por estar a nuestro lado.
¡A güevo, putos!
No es nuestra intención emocionarlas
pero si tenemos que hacerlo, ni modo.

Uno es un buen ratón vaquero
el otro, el más pequeño, se llama Chabelo
el del final -un rey de chocolate- es el Negro

Tres cerdos beben en la barra
esperan y esperan
- qué ricas están las meseras
- Aló, vuelve a marcar
- Nel, el Toby no va a contestar
- tons, ¿chaquetita y a dormir?

Tres cochinitos se quedaron en la barra.