Fottiamci, anima mia, fottiamci presto
Pietro Aretino nació, todo el mundo lo sabe, en 1492. Típico hombre del Renacimiento, era un vil caliente. Le gustaba, como a todos, dar y que le dieran. Como a Chabelo, le gustaba la del misionero; como al Negro, de a perrito; como a Alón, de chivo al precipicio. Se le acusa, también como al Negro, del llamado bestialismo (palabra horrible; bestial es prender el inche bóiler y no bañarse, bestial: dejar para el viernes a quien puedes cogerte esta mañana). Su padre, alguna vez, lo descubrió en pleno kofianán con un cabrito. Hombre también del Renacimiento, se les unió sin miramientos, proveyéndonos de una de las más delicadas estampas padre-cabro-hijo (en ese orden) de todos los tiempos. El gran Tiziano la inmortalizó en un óleo que descansa en los sótanos del Musée du Louvre à Paris, y que esos culeros nos prohibieron reproducir. El siguiente es el primero de sus Sonetti lussuriosi, y es, como puede verse, un sonetto caudato, es decir: soneto rabón, por esa colita extra de tres versos, maomeno libres, que se agrega a los catorce endecasílabos (que reproducimos fielmente) del soneto típico. El primer verso nos recuerda, eruditos de no mames como somos, al Vivamus atque amemus del gran boss Catulo.
[A propósito, con la mano sobre esta Biblia, los Tres Cochinitos juran que todo lo que dicen, todo lo por decir y lo decido es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y que Dios nos ampare... –“¡Pinche Alonso!, eso no es una Biblia, ¡es un catálogo de alfombras Lúxor!” Chale.]
–Cojamos, alma mía, cojamos presto,
que en el mundo pa coger estamos:
si tú la ñonga adoras, yo el coño amo,
valdría la vida un pito sin todo esto.
Y si coger post mortem fuera honesto
moriríamos de nuez por coger tanto,
y allá pondríanle Eva y el Adano,
que les tocó un morir tan deshonesto.
–¡Pues a güevo! Que si esos malactuantes
no comieran el fruto traicionero,
dejaría de coger hasta el amante.
¡A callar! y méteme hasta el cerebelo
tamaño vergón, y que este semblante
se me parta: en el pito nazco o muero.
Y si aun pedirte puedo:
déjame ir, te suplico, hasta los güevos,
de cerquita testigos del encuentro.
[Y ya pa terminar, esta bonita y rerrimada traducción va para Rochillito, Michelle on or off the Road, la Montse, la Wana, la vieja del corno de la Ofunam, la que se sienta atrás de mí en filología hispánica y todas las demás que, como ellas, de facto o de verbo, cum mano o in corpore, in mentis o in vivis, nos han proporcionado delicadas estampas para nuestros nocturnos hábitos aretinos.]
[A propósito, con la mano sobre esta Biblia, los Tres Cochinitos juran que todo lo que dicen, todo lo por decir y lo decido es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y que Dios nos ampare... –“¡Pinche Alonso!, eso no es una Biblia, ¡es un catálogo de alfombras Lúxor!” Chale.]
–Cojamos, alma mía, cojamos presto,
que en el mundo pa coger estamos:
si tú la ñonga adoras, yo el coño amo,
valdría la vida un pito sin todo esto.
Y si coger post mortem fuera honesto
moriríamos de nuez por coger tanto,
y allá pondríanle Eva y el Adano,
que les tocó un morir tan deshonesto.
–¡Pues a güevo! Que si esos malactuantes
no comieran el fruto traicionero,
dejaría de coger hasta el amante.
¡A callar! y méteme hasta el cerebelo
tamaño vergón, y que este semblante
se me parta: en el pito nazco o muero.
Y si aun pedirte puedo:
déjame ir, te suplico, hasta los güevos,
de cerquita testigos del encuentro.
[Y ya pa terminar, esta bonita y rerrimada traducción va para Rochillito, Michelle on or off the Road, la Montse, la Wana, la vieja del corno de la Ofunam, la que se sienta atrás de mí en filología hispánica y todas las demás que, como ellas, de facto o de verbo, cum mano o in corpore, in mentis o in vivis, nos han proporcionado delicadas estampas para nuestros nocturnos hábitos aretinos.]
1 Comments:
masturbarse es del diablo
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