segunda-feira, dezembro 05, 2005

a ver si muy chingones

Que sean gigantes los que vengan
desde el cuarto mundo.
Que sean magníficos guerreros
con aceros temibles, mal aliento,
escudos cual espejos que le den
lugar a la liebre reflejada
en la saliva de su victimario.
Escudos como espejos que permitan
mirar el último grito del vencido.
Y lo derriben.
Que vengan: este corazón
inmenso está aquí para cuidarte.

Que vengan las arañas del tiempo.
Las arañas de la noche.
Las arañas de la postrer esquina,
esquina olvidada.
Que vengan desde la entrepierna
de la Virgen Rota
y nos reclamen con sus tristes nudos,
atando nuestros cuerpos blancos,
enmohecidos.
Que vengan las infames:
estas manos femeninas
pueden bien cubrir tus tiernos muslos
y callar la boca más canalla.

Que vengan volando
todas las aves del mundo:
que revienten las ventanas,
picoteen mi lujuria y mi alegría.
Como en la película,
quiero que vengan y
se olviden de aquéllas cosas
que realmente existen:
ha tiempo que el ansia de la vida se ha extinguido.
Que vengan: yo las desplumaré
con estos dientes
que inventaste
—y de los que ahora te alejas:
tanto café, tanto tabaco, tanta
comida y bebida—.
Estos dientes son tuyos. Sí:
creo que estos dientes son tuyos.

Que venga la ceguera:
que dios se olvide de mi.
Que un perro se apodere
de tus labios.
Que una sombra te adormezca
con un trago.
Que en la lluvia te posea
un extraño.
Que un hombre con nombre
te de su apellido,
te reconozca en la mañana,
te alce la voz, te prepare el desayuno,
te cante al oído y se muera contigo.

Este corazón inmenso
está aquí para cuidarte.
Igual mis manos y mis dientes.
Y mi alma,
Aunque sea pequeña, diminuta,
inexistente.

1 Comments:

Blogger Señorita MasTurbaciöN said...

salud, salud, salud
vodka ginebra y amor

que la paz o la guerra del alcohol y el amor los acompañe hoy mañana y siempre

se les quiere chamacos!

10:13 AM  

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