quarta-feira, março 15, 2006

sonetito del cabrito

Voy a cantar la loa del cabrito,
cantar pierna, paleta y riñonada
(con esa entraña que es joya enterrada,
que vive entre la realidad y el mito

y sostienes frente a ti, el apetito
temblando cual ninfeta exasperada).
Bestia joven, bestia al pastor asada,
cabrito al horno y hasta cabro frito,

alzo por ti este breve monumento,
por tu piel en que brilla algo ambarino,
por tu carne perfecta y que no muda.

Tierno cabrito, piénsote en mi cruda:
no faltes –ya lo dijo el argentino–[1]
a mis labios en el postrer momento.


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[1] Sí, es cierto, así hacen sus poemas los Tres Cochinitos; la cita está en El otro, el mismo (1964) de Borges. Es el final del "Poema del cuarto elemento":

Agua, te lo suplico. Por este soñoliento
nudo de numerosas palabras que te digo,
acuérdate de Borges, tu nadador, tu amigo.
No faltes a mis labios en el postrer momento.

2 Comments:

Blogger Coppelia said...

¡¡Por andarle haciendo hueco a las exquisiteces (ah, pero qué delicia de exquisiteces) ya no fui a comer cabrito!!

Pero sí... esa carne tan suave que se deshace... el sabor que impregna toda la boca... si no hubiese cenado tan asombrosamente bien, en este preciso momento salía a cenar cabrito con una Carta Blanca (con esa comida me dio la bienvenida Monterrey, caray... tal vez eso explica mi apego con esta ciudad en la que amanece nublado, hay mediodías soleados, tardes con viento y noches de lluvia)

En fin, que este sonetito, como suele pasar con todos los de los tres cochinitos, es delicioso. ¡Un abrazo volador entre Mty y Tijuana!

10:09 PM  
Blogger HL said...

Los tres lechoncitos sonetean sobre otros sonetos? Sonetean encima de ellos, digo?

10:48 PM  

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